No me imagino la cara de los productores cuando leyeron el guión de esta historia. Un policía de está época, inmerso en la investigación de un atroz asesinato, sufre un accidente y se traslada hacía los años setenta.
Allí se encuentra que tiene una ropa, un piso y un puesto en la camisería del barrio. Pero sigue sin saber que hace allí o como llegó hasta allí. De vez en cuando oye ruidos o tiene visiones que le hacen pensar que está en coma y que todo transcurre en su cabeza, mientras tanto va resolviendo los casos que se le van planteando en las condiciones más surrealistas y en una época donde la interrogación se hace a base de bofetones y el ADN no existe.
La historia aunque parece descabellada está contada de una forma excelente, coherente y muy atractiva. Los actores, el maquillaje, decoración y técnicas empleadas en las comisarías son creíbles y te atrapan desde el primer momento.
Allí se encuentra que tiene una ropa, un piso y un puesto en la camisería del barrio. Pero sigue sin saber que hace allí o como llegó hasta allí. De vez en cuando oye ruidos o tiene visiones que le hacen pensar que está en coma y que todo transcurre en su cabeza, mientras tanto va resolviendo los casos que se le van planteando en las condiciones más surrealistas y en una época donde la interrogación se hace a base de bofetones y el ADN no existe.
La historia aunque parece descabellada está contada de una forma excelente, coherente y muy atractiva. Los actores, el maquillaje, decoración y técnicas empleadas en las comisarías son creíbles y te atrapan desde el primer momento.
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