
La madre, encarnada por la actriz Molly Shannon, es simpática, divertida, llena de ilusión y ávida de conocer a su príncipe azul a pesar de todos los desengaños anteriores. Su personaje es creíble y fácilmente te encariñas de esa señora incapaz de decir una frase sin darle diez patadas al diccionario.
La hija (Selma Blair) es más pesada que dos vacas en brazos, su excesiva ñoñería es irritante, sobre actúa muchísimo y se nota fácilmente que el acento es falso. Es una pena porque desluce la serie que perfectamente podría versar sólo sobre su estupenda madre.
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