Es fácil caer en la trampa de estos estafadores y enamorarte de ellos, primero porque son buena gente y sólo roban a sus homólogos, y ya se sabe, quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón. Y porque, es la razón más importante, son buenos actores que cuentan con un entretenido guión que a pesar de pasar por su quinta temporada no defrauda. Cosa que no se puede decir de su copia americana, Leverage, que tiene agujeros por todos los lados.
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